Entre leones

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martes, 14 de junio de 2011

LA BARRIGUITA DE AZNAR

 Después de los últimos acontecimientos ocurridos en el planeta, cada día tengo más la impresión de que las fuerzas de la naturaleza se han aliado para afearle al ex presidente Aznar, sus posturas anti-ecologistas y otras que no siéndolo tanto, contribuyen de un modo considerable a generarle bastante mal karma. Si hacemos un pequeño repaso, desde aquello de meternos en la guerra de Irak, ironías de la vida, no ha dado una a derechas. Algunos y algunas dirán que siempre aprovechamos cada pequeña ocasión para mentarles la bicha a los del PP pero, estarán de acuerdo conmigo, mientras  este señor siga agarrando la alcachofa  justificación suficiente para opinar sobre ello e incluso, para criticarlo. Como decía, desde aquel terrible acontecimiento, parece que le persigue la mala suerte. Luego vino la elección del candidato a sucederle, por un estricto –y nada científico- método “dedocrático”, que supuso un claro desacierto, visto los numerosos fracasos que lleva ya acumulados el aspirante. Con el tiempo, ha trascendido que no había ni una sola prueba de que en Irak hubiese armas de destrucción masiva. Recientemente, hemos podido conocer que el hombre que hizo posible el milagro económico -burbujeante- de la España de Aznar, el señor Rato, un gestor “infalible, cuando presidía el FMI actúo de forma negligente, haciendo caso omiso a las señales que le hubiesen permitido anticipar la llegada de la crisis mundial que se avecinaba. Pero sin duda, fue tras abandonar la Presidencia del Gobierno cuando el verdadero personaje se liberó y nos regaló algunos momentos que pasarán a ocupar un destacado lugar en la historia del tele-zapping y de los que nos reiríamos mucho más sino nos acordáramos que este señor ocupó la máxima responsabilidad del Gobierno de este país. Así que, después de aparecer medio piripi burlándose de la campaña de lucha contra el consumo de bebidas alcohólicas al volante, la policía no hace sino pillar in fraganti a distintos dirigentes del PP, el último la semana pasada, probablemente siguiendo su ejemplo. Por no alargar demasiado este relato, llegamos al último charco donde Jose María ha metido la pataza y todavía no la ha sacado. Haciendo gala de su doble condición de asesor de compañía energética y de presidente de una fundación de estudios sociológicos, de la que los populares toman ideas para confeccionar sus posiciones ideológicas, nos aconseja abandonar las minas de carbón leonesas y sembrar el panorama eléctrico nacional de reactores nucleares. Estas declaraciones, además de interesadas,  fueron proféticas. Unos días más tarde, el terremoto de Japón causaba graves daños a la central nuclear de Fukushima, provocando la explosión de al menos, uno de sus reactores y la emisión a la atmósfera de una cantidad de radiactividad indeterminada, todavía sin controlar. Cuesta comprender que el campeón del patriotismo apoye públicamente la energía nuclear, cuya tecnología y materia prima tenemos que importar obligadamente y siga promoviendo el final de nuestra única fuente de energía fósil. Desgraciadamente, ha sido la naturaleza la que ha le ha proporcionado una terrible respuesta. Ni si quiera el país con las mayores medidas de seguridad nuclear ha podido evitar la catástrofe ante la cual, en principio, estaban preparados. Dado el mal fario, que lleva arrastrando Aznar hace unos años, seguro que dentro de nada, se impondrá la moda estética en los hombres, de dejarse tripita y el abdomen superdesarrollado que cultivó a base de duro trabajo físico no le servirá absolutamente para nada.

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